MIRADA DESDE “EL BAÑO” A LA CELEBRACIÓN DEL CENTENARIO EN 1910
Por: RAFAEL BOHÓRQUEZ BECERRA
JENNY
SOLANYEL BERNAL REY
Con la Colaboración de:
CIELO
DUARTE ROA
Trabajo realizado en la Maestría de Estética e Historia del Arte
Seminario de Historiografía Moderna del Arte
Universidad Jorge Tadeo Lozano
2013
Estos
son los resultados de un ejercicio que se propuso un análisis iconológico de la
obra ganadora del concurso del Centenario de 1910, llamada “El baño” del artista Eugenio Zerda; en el escrito se entretejerán
algunos argumentos relacionados con el género de la obra, los valores
simbólicos y el nacionalismo, impulsado por las élites de ese entonces en
Colombia; todo esto, con el fin de sopesar nuestra hipótesis y finalmente
llegar a algunas conclusiones.
Elaborar
una hipótesis y proponer alguna aparente tesis, no denota siempre un rígido
método; en nuestro grupo de investigación, el método estuvo guiado por las
intuiciones, las conclusiones mezcladas con nuevos datos, que se fueron
categorizando como fuentes primaras y secundarias de nuestra investigación; no
obstante, para ésta presentación del análisis, tomaremos como punto de partida
la sugerencia propuesta por Gombrich (1994): “…Hirsch: la interpretación avanza
paso a paso, y el primer paso, del que depende todo lo demás, estriba en
determinar en qué género cabe encuadrar una obra dada.” (p.47)
Es de
nuestro interés, plantear por ahora de manera simple, que es una relación entre
el género de “Madres y Mujeres Felices”
y el apenas naciente género en Colombia “Neo-costumbrista”,
los géneros en los que se podría sopesar la obra de Zerda; es en ésta relación,
entre géneros pictográficos, el ámbito en el que se consolidó la siguiente hipótesis:
“En la
obra “El baño” del artista Eugenio A. Zerda, se presenta la imagen de la
mujer-madre, como manifestación de los valores simbólicos de la ideología
nacionalista de principios del siglo XX”.
Para iniciar la argumentación de la hipótesis,
volvamos a otra sugerencia de Gombrich (1994) “No podemos escribir la historia
sin tener en cuenta las distintas funciones que las diferentes sociedades y
culturas asignan a la imagen visual” (p.10). Por ello es pertinente referirnos
al contexto histórico político en el que se elaboró la obra. Recordemos que después
de los hechos como la guerra de los Mil días (1902) y la separación de Panamá
(1903), los ánimos y el sentimiento nacionalista en la población estaban
decaídos, por lo que la celebración del Centenario de la Independencia, se
hacía el momento crucial para reavivar el sentido de nacionalismo; este momento
era el oportuno para que las elites reafirmaran el estatus político y religioso
que debía conservar la nación.
Ya desde la segunda mitad de siglo XIX, se
venían gestando intereses para acabar con las diferencias entre liberales y
conservadores, superar la guerra
partidista y así aunar fuerzas para
dirigir una nación de posguerra; es en este contexto que el Presidente de la República
General Ramón González Valencia, mediante la expedición del Decreto ley 39 del
22 de octubre de 1907, decide llevar a cabo una especial celebración del primer
Centenario, y nombra una Comisión para que la organice[2].
Para los artistas de la época, y los
estudiantes de la Escuela de Bellas Artes, esta exposición representa una
vitrina en la cual pueden darse a conocer, y desde 1909 los interesados en
participar de la Exposición del Centenario, ya venían adelantando sus obras. De
esta manera la Escuela se visibilizó y consiguió recursos para mejorar su
infraestructura y materiales de trabajo; además, logró que sus estudiantes -en
su mayoría hombres- mostraran las destrezas aprendidas, y al unísono, como un
cuerpo militar, encaminaran su creatividad hacia la exposición. Fue, tal vez,
un momento en el que los artistas “dejaron” de lado las diferencias
partidistas, y centraron sus temas en la difusión social del nacionalismo.
La sociedad
bogotana de entonces, marcadamente machista, excluía a las mujeres mediante el
establecimiento de límites en la vida social. Para las mujeres artistas de la
época, se puede deducir una experiencia de exclusión, cuando vemos que en ninguna
de las comisiones organizadoras, ni en los primeros o segundos premios del
Concurso del Centenario, se nombra a alguna mujer; apenas en las menciones
honoríficas se reconoce la participación de la señora Margarita P. de Sarabia,
la señora Benita Restrepo Gaviria, la señora Rosa Ponce de Portocarrero, y la
señorita Soledad Montoya, por sus propuestas en expresiones artísticas
permitidas para las mujeres de ese entonces, como el género paisajístico y
obviamente el religioso en la pintura.
Se podría
pensar que para la época, las mujeres pertenecientes a una elevada clase
social, podían pertenecer al limitado engranaje burocrático, con similares
restricciones, como las que se revelan en algunos apartados de la “Revista de
la Instrucción pública de Colombia, No. 03. 1910”, en donde se discutía sobre
el lugar de la mujer en los entes burocráticos, y la conveniencia de su
participación en la consolidación de esa ideología nacionalista: “(…) ¿influye
la dirección de las escuelas de varones, a cargo de mujeres en el decaimiento
de carácter nacional? ¿Conviene, por tanto, la prohibición respectiva?”.
Una
restricción en torno a los lugares, a los espacios, a los temas, a las
políticas, un cuestionamiento de su rol y de su lugar en la consolidación de
ese recientemente confeccionado carácter nacional; junto con el peso machista
del catolicismo y la iglesia, al parecer eran las condiciones sociales de las
blancas mujeres pertenecientes a las clases dirigentes bogotanas y colombianas
de la época, que Zerda escogió representar; el rol más frecuente que se
atribuía era la de casada, soberana del hogar, devota, buena madre y buena
esposa, por esto, su instrucción en establecimientos educativos, oficiales o
privados, no estaba encaminada a instruir académicas, sino mujeres que fuesen
compasivas, sabias en manejo de labores domésticas y hábiles en el manejo de
agujas.
El
espacio para la mayoría de las mujeres en Colombia hace algo más de un siglo,
era la casa, y el proyecto de vida, el matrimonio. Una boda católica se
consideraba para la época, como simiente de la ideología nacionalista, que se
quería difundir e instaurar en la sociedad colombiana de 1910; esta combinación
de los valores religiosos ha sido realmente una tendencia en los movimientos
nacionalistas; de esto es muestra que, el discurso de inauguración del concurso
del Centenario fue ofrecido por el presbítero José Manuel Marroquín.
El nacionalismo y el fervor religioso, se han fortalecido y acompañado de un tercer componente de éste tipo de movimientos ideológicos: la familia, como institución básica de la sociedad, vulnerable y por lo tanto carente de la protección del Estado, que genera, como lo ha señalado Benedict Anderson (1993), el involucramiento de los afectos de los sujetos, en nombre de la defensa del orden –ley- nacionalista.
La
anterior descripción –del contexto político y social, enfocado en resaltar
algunos aspectos del lugar de la mujer, y el ambiente artístico entorno al
concurso del centenario-, nos brinda elementos suficientes para abordar, bajo
la perspectiva de la promoción ideológica nacionalista, un tema en el que no
nos extendimos anteriormente; ya habíamos plantado que en la obra de Zerda se
deduce una relación entre los géneros Mujeres y madres felices y el neo-costumbrismo.
Hay que
mencionar que al iniciar el siglo XX, en nuestro país coexistía un ambiente muy
cerrado frente a la iniciación de nuevas corrientes artísticas, y para la fecha
de la elaboración de la obra de Zerda, por mucho, podría decirse que emergía el
“neo-costumbrismo colombiano”, basado en la representación apacible de la
sociedad y las nociones de belleza clásica burguesa.
“Mientras en la década del veinte se producen
movimientos que generan una modalidad peculiar de arte moderno, en países como
Uruguay, Brasil o Cuba, donde coexisten la estética de las vanguardias con la
cultura visual, y las problemáticas propias del entorno, en Colombia se genera
un neo-costumbrismo que fusiona escenas típicas locales y españolas, a partir
de una actitud que las ensalza. Según la historiadora Martha Fajardo: Esta es
la ideología que mantiene como modelo a España y concretamente a los pintores
de la Academia de San Fernando” (Revista
Artes).
A manera
de conclusiones, en este análisis se sugiere que ésta relación de géneros, no
es tanto un resultado de las exigencias en la elaboración de la obra, más si
una escogencia-construcción del artista, en tanto relación muy adecuada para el
contenido programado de la obra. La propuesta es que esta relación de géneros,
elaborada por Zerda, es una exigencia para poder plasmar las ideas que le
permitieran participar también de los propósitos ideológicos del concurso.
Una
ideología que promovía la imagen de una Colombia como a una joven nación-madre,
reconciliada con sus jóvenes hijas latinoamericanas, que respaldada en ellas
las hace casi hermanas. Un punto que particularmente es nombrado en el discurso
de inauguración ofrecido por el Presbítero José Manuel Marroquín:
“Hay otra razón para que Colombia
cultive las artes. Ha pasado afortunadamente el tiempo de estériles
recriminaciones a la madre común del continente americano. Hoy ninguna boca
puede abrirse para maldecir a esa madre. Hoy un grito unánime, de uno a otro
con fin de la América Latina pide una franca reconciliación de la madre con sus
hijas”. (Isaza &
Marroquín. 1911, p. 345.)
Junto
con la pretendida reconciliación de Colombia con Latinoamérica, al parecer aún
se recordaba el hecho separatista de Panamá, y se advertía sobre el rechazo del
nacionalismo a estas intenciones; un aspecto que aborda Zerda en su obra con la
imagen del perro que intenta romper la unidad alegre de las mujeres en la
composición.
Una imagen que pudo ser una escena familiar de
los herederos de los criollos independentistas, que dentro de lo femenino,
resalta en la cercanía de los cuerpos representados, roles maternal y de
hermandad. Si describimos un poco la escena de “El baño” -la cotidianidad de
una actividad privada del hogar; estas mujeres, acomodadas en el suelo, en uno
de los espacios más íntimos de una casa, con una tina de cobre y un diván que
denotan cierta opulencia, lozanas, frescas y blancas; la mayor con vestiduras
de claro corte europeo de la época, la joven apenas cubierta con lo que parece
ser una sábana blanca, y un bebe al que no se le ve el rostro, que en su unidad
resisten el juego de un “perro”-, podemos notar que la obra, bajo el anterior
contexto, se presenta como un modelo de familia, correspondiente a una nación
moderna; sin embargo, no deja de ser apenas modelo.
En últimas, se propone que esa escogencia en
los géneros de la obra de Zerda, fue encausada por, y pertinente con el
pensamiento de nación promovido en la época; pues ésta relación de géneros le
resultaron precisos para condensar y transmitir esa misma ideología
nacionalista que deseaba difundir la élite de la época;
BIBLIOGRAFÍA:
·
Anderson Bennedict, Comunidades imaginadas, Reflexiones sobre el origen y la difusión del
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Archivo Anexo II, Instrucción Pública. Actividades Culturales, Carpeta 3, caja
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ARTES la Revista, Una mirada a los
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Pérez Rivera, Hésper E. El nacimiento católico colombiano: un
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Latina. Colección Lecturas CES. Universidad Nacional de Colombia, CLACSO,
Bogotá. 2011
·
Revista Del Centenario, 1910
[2] El 4 de abril de 1910 el Rector de la Escuela
de Bellas Artes el señor Andrés Santamaría, realiza un informe solicitado por
el Ministerio de Instrucción Pública, en el que da cuenta de las clases y
solicita:
“En vista de esto y teniendo en cuenta qué a este país
se han invitado delegaciones de estudiantes de las Repúblicas vecinas, la
Dirección de esta Escuela se interesó vivamente para que se construyera un
Pabellón en el parque de la Independencia, para que ahí se haga de un modo
decoroso la Exposición de Bellas Artes proyectada para la Celebración del
Centenario de la Independencia.
El entusiasmo que muestran los artistas hace creer que
dicha exposición será de las más importantes que se han hecho en el país”.
|
Eugenio Zerda (Bogotá 1878-1945) Obra: "En el Baño" 1910 Oleo sobre tela Museo Nacional de Colombia |
Presidente durante la Celebración del Centenario Ramón González Valencia ISAZA, Emiliano y MARROQUÍN, Lorenzo, 1911. |
ISAZA, Emiliano y MARROQUÍN, Lorenzo, 1911. p 348 |
ISAZA, Emiliano y MARROQUÍN, Lorenzo, 1911. p 350 |
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